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En nuestra sociedad actual, la reputación profesional se mide en Internet. Las opiniones de los clientes vertidas en redes sociales, blogs y webs pueden encumbrar a un profesional  o destruir (en el peor de los escenarios)  su reputación. Pero no hay que temer tanto a las malas críticas, pues pueden ayudar al profesional a mejorar.

En particular, sobre la necesidad y utilidad de aprender con las malas críticas recibidas de algunos clientes en Internet, siempre que se respete al profesional es posible sacar provecho de estas opiniones y reforzar puntos débiles.

Entre las recomendaciones para ayudar a mejorar a los expertos cabe señalar:

  • Activar alertas;
  • Realizar búsquedas en Internet de forma periódica por nombre, empresa, teléfono o mail;
  • Animar a dejar comentarios en las webs del profesional o empresa a los clientes contentos;
  • Tener presencia en Internet y de forma tanto periódica como frecuente.
  • Y, en caso de encontrar información negativa, no entrar en pánico y buscar ayuda de los profesionales.

Además, ante críticas en Internet especialmente dañinas es posible implantar una estrategia mixta: solicitar rectificación o eliminación y utilizar a su vez la vía legal (procedimiento éste último siempre  mucho más lento que cualquier  otra medida).

La importancia de la comunicación en las malas críticas

Por último, la comunicación es la mejor forma de ahuyentar y prevenir las malas críticas. Una buena estrategia de comunicación diseñada y ejecutada por profesionales serviría, así, tanto para saber cómo reaccionar ante una opinión desfavorable como para potenciar las opiniones positivas y fomentar la construcción de una reputación positiva a medio y largo plazo, mediante una estrategia de contenidos en blogs y redes sociales.